JUEVES SANTO
- Radio Melodia Salesiana
- 1 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Este día recordamos la última cena de Jesús junto a sus discípulos en donde les lavó los pies, dándonos un ejemplo de que hasta un Rey debe servir a su pueblo con amor y con diligencia. En la última cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el Jueves Santo cuando se instituyó la Santa Eucaristía y el Sacerdocio.

Este día la iglesia conmemora la institución de la eucaristía, mejor conocida como la ultima cena y el lavatorio de pies, signo de humildad que tuvo Jesús con sus discípulos y que al igual quiere que tengamos con nuestros hermanos más cercanos.

Este día lo puedes ofrecer por las personas que se han dirigido a ti con sencillez y humildad, haz una oración con los de casa en el trascurso de la tarde y lávense los pies mutuamente haciendo el mismo gesto de Jesús y al termino abraza a tu familia sigo de unidad y de amor.
Compartan la comida juntos dejen a un lado los celulares y todo aquello que los distraiga para tener una convivencia sana y ofrezcan un esfuerzo por aquellos hermanos nuestros que a consecuencia del coronavirus se encuentran padeciendo alguna necesidad física, emocional, psíquica o espiritual.

No dejen de leer el evangelio que nos ofrece la liturgia en este día santo, reflexionémoslo y hagamos nuestra la enseñanza de Jesús y de igual manera imitemos sus acciones, para que podamos ser imagen viva de nuestro Señor.

Este día la iglesia conmemora la institución de la eucaristía, mejor conocida como la ultima cena y el lavatorio de pies, signo de humildad que tuvo Jesús con sus discípulos y que al igual quiere que tengamos con nuestros hermanos más cercanos.
Este día lo puedes ofrecer por las personas que se han dirigido a ti con sencillez y humildad, haz una oración con los de casa en el trascurso de la tarde y lávense los pies mutuamente haciendo el mismo gesto de Jesús y al termino abraza a tu familia sigo de unidad y de amor.

Compartan la comida juntos dejen a un lado los celulares y todo aquello que los distraiga para tener una convivencia sana y ofrezcan un esfuerzo por aquellos hermanos nuestros que a consecuencia del coronavirus se encuentran padeciendo alguna necesidad física, emocional, psíquica o espiritual.

Jueves Santo en Valdocco
En este día tan especial por nuestra fe, en el que se nos da el don del sacerdocio, la Eucaristía y el servicio, me gusta imaginar a Don Bosco recorriendo los patios de Valdocco con delantal en la ropa talar. Un delantal que tantas veces tomaba diferentes hojas y colores: pasaba del de la cocina, al de limpieza, al de laboratorios, al de la oficina. Don Bosco no tenía miedo de servir, de ensuciarse las manos, en cualquier ocasión. Donde estaba para servir el estaba, siempre! Y era el primero en lavar los pies a quien lo necesite.
Si según las distintas oportunidades Don Bosco cambiaba el delantal del servicio, el talar del sacerdocio siempre quedaba, casi fuera el muro en el que, de vez en cuando, atacar un cuadrito nuevo. Don Bosco siempre era sacerdote, en la Iglesia como en el patio, en la escuela como en el refectorio, con el rico y con el pobre, con el anciano y con el joven. Lo suyo no era cualquier servicio, era un servicio hecho a Jesús. Era la prolongación de su misa. Donarse a Jesús en la Eucaristía y entregarse a los niños del Oratorio, era el mismo movimiento. Un Jesús para celebrar, para adorar y servir en los más pequeños.
Por eso las Memorias Biográficas (Vol VII, pág.). 413) nos recuerdan que:
′′ Desde hace más años se celebraban regularmente las funciones de la Semana Santa en la Iglesia de San Francisco de Sales y Don Alasonatti siempre era el celebrante divoto y apasionado. Don Bosco reservaba para sí la Misa del Jueves Santo y lavanda de los pies, mientras que en otras funciones asistía a cada uno de ellos."
Vemos en Don Bosco y aprendamos de él a celebrar en plenitud nuestra Eucaristía convirtiéndonos en siervos unos de otros. (Enrique Lupano sdb)

La vivencia de la Semana Santa para muchos será inolvidable por las condiciones que la habremos de vivir, y en ello te invito a que este día antes de irte a descansar reflexiones como a sido el servicio cotidiano que prestamos y pensando si de verdad somos hospitalarios, de tal manera que los demás vean un nuestro ser el rostro de Dios. Si hemos fallado en algún aspecto tengamos un firme propósito.
“Abriré mi corazón a los demás”
Gracias a todos los sacerdotes por este gran don que viene de Dios para poder estar al servicio de la iglesia.
¡Feliz día del Sacerdocio queridos amigos y maestros nuestros! Por: Hammer Piñas (HP)

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